¿Recuerdas esta fábula?
Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día que
ambos iban camino a la ciudad, el asno sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
–Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo, haciéndose el sordo no dijo nada; el
asno cayó víctima de la fatiga y murió allí mismo. Entonces el dueño echó toda
la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. El caballo suspiró y
dijo:
–¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido
cargar con un ligero fardo, ahora tengo que cargar con todo y hasta con la piel
del asno!
Moraleja:
Si dejas de tenderle la mano al prójimo, tarde o temprano te perjudicarás a ti
mismo.
Adriana González Marín – Coord. de Capacitación